No fue una tarde sencilla y, sin lugar a dudas, tampoco tuvo un final feliz. Tras caer merecidamente ante Instituto 2 a 1 en la anteúltima fecha de la Zona Permanencia, Noche de Gordas quedo en una situación sumamente incomoda para lograr el objetivo final de seguir en Primera.
Era un hecho que el partido era una finalísima y un triunfo nos hubiese permitido disfrutar y ganar en tranquilidad. Sin embargo, nada resulto a nuestro favor. Entramos dormidos, desconcentrados y sin convicción para dominar el partido. Vacios de argumentos y de alma ganadora, solo fuimos capaces de transmitir impotencia desde el minuto cero.
Sin grandes individualidades pero con mucho criterio para manejar y hacer circular la pelota, Instituto logro sumar meritos suficientes para ser un justo ganador. Jamás se desesperaron y siempre estuvieron en control. Además, lograron ponerse en ventaja rápidamente y eso simplifico el trámite.
También estaban muy bien parados en el fondo. Sumaban gente atrás y nunca quedaban descompensados en mitad de cancha. Y, dentro de un encuentro chato, con pocas llegadas, consiguieron estirar la ventaja recién iniciado el segundo tiempo para sentenciar definitivamente el partido.
Mínima fue la reacción de Gordas pero basto para achicar diferencias y generar diminutas esperanzas de un potencial empate. Pero no. Solo el amor propio y el ímpetu por lograr lo imposible permitieron dudar un instante. La realidad indicaba que entre uno y otro equipo, al menos este sábado, había un gran diferencia.
La semana que viene es todo o nada. Una temporada se simplifica en un día, un partido, un rival. Un resultado definirá en que división arrancaremos el siguiente torneo. Ese resultado será producto de lo que nosotros entreguemos y dejemos dentro del campo de juego. Depende de nosotros!!!
Hernán.
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